viernes, 29 de octubre de 2010

mo-di-fi-car

Tenemos el poder de construir la realidad, de modificarla, de no quedar anclados al dolor del pasado.

A que parece que siempre lo hemos sabido pero son solo palabras?

Pues no lo son.

Estaré iluminada, como suele decir una amiga, pero hoy lo he entendido finalmente.

martes, 26 de octubre de 2010

creciendo

Subo porque sueño.

Soy rojo-lucha y declaro guerra a los miedos, al desamor y a la oscuridad.

jueves, 21 de octubre de 2010

Magia es actuar

Se fue a escalar una montaña por la tarde.
Cuando llegó arriba la luz empezaba a retirarse y el ruido se había quedado olvidado.
Le dijeran que podía soltar un grito de guerra, por el triunfo de subir por primera vez.
El grito fue mi nombre. Retumbó en las rocas antes de intentar alcanzar las nubes.
Nunca he creído mucho en energías, no soy mística, más bien profundamente escéptica y con la convicción de que la magia es el acto.
Pero(ya...) a esa misma hora, cuando mi nombre quiso tocar el cielo, en la otra punta de la ciudad, yo he tenido la mente clara, lo suficiente para tomar una decisión. Una más de las que me están enseñando a no tirarme contra la vida, pero si a escucharla.
Quizá esa fuerza y claridad(es lo mismo?) me la regaló esa mujer fuerte que actúa y cree enteramente en la magia.


martes, 19 de octubre de 2010

De corsarios y sirenas

Soñé con un velero y el olor de la sal.

Sentadas en la proa.

Yo te contaba cuentos de corsarios que desdeñan las leyes de los hombres, de sirenas que cambian de forma y alma por amor, de piratas que buscan su tesoro aunque sin mapa.

De estrellas de mar, en forma de corazón roto, de polvo de arena que un día fue roca.

Después cogí el timón y desperté. Lo que me rodea no es tan distinto.

El amor es un motor (la frase no es mía - Facto Delafé… ) aunque ahora no tengo ninguna intuición sobre donde me lleva.Tengo velas por motor, necesito que el viento me conduzca.

Mi velero es negro, tiene dos ruedas, me permite sumergirme, flotar y perder la mirada sin mirar a nadie, y en mí ha cambiado algo que no tiene forma, ni color, ni nombre.



martes, 12 de octubre de 2010

con viento

El viento que cruza las calles es demasiado poderoso como para resistirle tras las ventanas.

Así que salgo sin ruedas y camino pisando hojas de otoño.

El viento me barre la memoria y hace los polvos del deseo y sueño esparcirse por la realidad, por este mismo instante que pasa, hasta que no sé distinguir entre lo que vivo, todo lo que viví, toda la gente que ayudó a construirme y a quien ayudé a construirse.

Los lugares, músicas, voces, colores, emociones, palabras, sorpresas, olores, la lucha, ese otro a que llaman amor, el frío y el calor, los amigos muertos, los increíblemente vivos.

Paso por esa plaza para comprobar si aún duele, y si, duele, pero hoy el viento me recuerda quien soy. Y me quiero un poco más.

Por todas las huellas que los demás dejaran en mi y yo dejé en ellos, por toda la fuerza y amor que llevo dentro y que definitivamente sirven para algo y no quiero volver a avergonzarme de ello. No por sentir, por decirlo, por ser impulsiva, perder el orgullo, ser rechazada y por ser marciana.

lunes, 11 de octubre de 2010

atrapada

Fuera hay luz.

Todos los ojos me recuerdan los tuyos.

Me dicen que estoy en la oscuridad, presa por una mirada.

Y yo, que casi siempre he creído en mí, no entiendo porque no puedo olvidar la debilidad de la imaginación, porque siento tanto frío, porque mis pies se obstinan en llevarme por esa calle y porque no vuelvo a quererme como antes.

Sé que fuera hay luz y no entiendo nada.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Un día como este

Serian poco más de las 8h de la mañana y el era un catalán-marroquí seductor, de poco más de 7 años. Su madre hablaba por teléfono y las palabras hacían eco en la plaza vacía. Yo no tenía prisa y el tampoco. Me enseñó los patines nuevos que llevaba dentro de una bolsa de plástico, mientras se sentaba a mi lado en la escalera. Le dije que siempre había tenido miedo de ponerme patines en los pies porque creía que saldría volando. Me regaló una sonrisa y me tranquilizó explicándome que eso era imposible porque las ruedas siempre van pegadas al suelo. Estuve a punto de decirle que a veces me daba miedo salir volando, sin más, porque siento que no estoy pegada a nada. Pero, la intuición de los niños es poderosa porque aún no está tiranizada por el miedo al juicio de los demás, y yo sabía que el ya lo había entendido.

-Que estás haciendo aquí? Me preguntó.

-Tomando valor para hacer algo importante, le contesté.

- Pero si aquí no hay nadie…

Me escuché a mi misma decirle que era más fácil tomar valor sola, pero que de todas formas aún no lo tenía. Después me despedí de el. Bajé la escalera donde un día una chincheta (clavándose en mi chancleta) decidió reírse de mí con el destino. El aire tibio de la mañana me empujó por las calles estrechas del Raval y pensé que un día como este, giraré una esquina y mis preguntas tendrán una respuesta.

martes, 5 de octubre de 2010

Reservas

La reserva de ternura debe guardarse en cristales delicadamente resistentes.
Siempre habrá alguien que necesita que le regales uno de ellos.

sábado, 2 de octubre de 2010

Presencia


Como casi siempre en los últimos tiempos, las conversaciones importantes las tengo por teléfono. No por pereza o timidez, pero si por la imposibilidad de la presencia física. Aquellos con quien hablo profundamente, están lejos, en kilómetros.

Me llamó tarde (me gusta, porque me recuerda que hay gente despierta, pensando, y que encima se acuerda de mi), me preguntó por Laura y le conté que la estoy enseñando a leer. La primera palabra que leyó sola fue “agua”. Jamás olvidaré su expresión de felicidad orgullosa y sorprendida al descubrirse capaz de deshacer el entramado de las letras.

-Y tu? Como estás tu? Me preguntó.Es alguien que me conoce desde la época de adolescente problemática, así que el “bien, y tu?” ni cola, ni está permitido.

No me acuerdo como arranqué, pero he tendido el largo hilo de las emociones que tengo enredado. Me escuchó hasta que yo me callé por inercia.

-Tu eres fuerte- me dijo – muy fuerte, has construido muchas veces y das una cantidad de amor que hace los demás sentirse sorprendentemente vivos, porque no dejas que se vea la fragilidad romántica y hermosa que llevas dentro?

Le dije que tenía miedo del dolor y que cada vez que enseñaba la puñetera fragilidad, el efecto era dolor.

- Pues por primera vez en tu vida, no hagas nada, no enseñes nada. Descansa y para, simplemente.

Cuando colgué el teléfono, había un rastro de mi amigo por todo el piso. Como si la serenidad hubiera posado en los libros, en el suelo, en mis zapatos y en las fotos colgadas, como una fina capa, parecida a la arena del desierto después de una tormenta. Parar, dejar que la vida venga a mi encuentro y no tirarme contra ella como si fuera un luchador de sumo.

Y la ausencia se hace presencia.

http://www.youtube.com/watch?v=Tu9HPz__3ys&feature=fvw