martes, 19 de abril de 2011

No es gris

Tenía un corazón de niña sin embargo a los 40 años pasados por su piel, su mirada y movimientos. Arropaba recuerdos de conversaciones entre sorbitos de te inglés servido en limoges. No era desilusión lo que sentía, porque en el fondo siempre había intuido(fue una niña precoz, seguro) que todo eso era un cuento chino.

Pero el príncipe del caballo se le mezcló con las ganas de independencia, hasta no saber si mejor acostarse con el y después llevarse el caballo, o si irse a subir una torre en pareja y mandar el caballo a tomar por saco.

Mientras, otros, como yo, pasaran la adolescencia al limite, entre drogas y borrachera intelectual, ella sucumbió al deber y a las buenas costumbres con apellidos de generaciones y quilos de cultura.

Mucho más tarde, cuando ya todos comíamos lo que habíamos sembrado, ella se dio cuenta de que quería más color en su vida. No era tarde, ni temprano, simplemente era su momento.

Tiene miedo, mucho miedo.

Cuando los demás se fijan en su mirada azul penetrante,ven inteligencia aliñada con arrogancia.

Yo veo otra cosa. Veo una niña pequeña, con ganas de encostar la cabeza a las piernas de su madre y llorar toda la inseguridad y desamparo.

La quiero. Mucho. Su lengua afilada y sin pelos, su fuerza de sobreviviente, sus gestos tiernos, sin desparramar excesos, su emoción genuina que llegó a entender que los apellidos no valen tanto y el limoges también se rompe.


*En los cuentos que le fabrico a mi hija, no hay príncipes que salvan princesas, ellas se las apañan para bajar solitas de la torre, cuando sueltan “hasta aquí llegamos” a la aya de turno.

Es lo que está haciendo mi amiga...

lunes, 18 de abril de 2011

arco


Fallo. Lo vuelvo a intentar, como siempre.

A veces tengo miedo frío, o rabia que asume identidad propia, cansancio como pintura vieja, obstinación de encontrar luz.

Soy arco, curva. Ondulo porque no veo recto nunca, contorno, deslizo, abro.

No atajo.

El viento me afecta, puede incluso dictar mis movimientos, pero no mis ganas de jugar contra el, buscar describir el arco que me preste el sentimiento de ser libre.

domingo, 17 de abril de 2011

é curta, muito.


Tal como jogavamos quando tinha 17 anos, os meus olhos encontraram um dos postais de Lisboa que vive magnetizado no frigorífico e verbalizei a primeira coisa que senti: a vida é curta. Muito curta.

Foi um jogo que aprendi com o Morales, a Rosa, a Angela,o Paulo, a Vanessa e o Rui, à saída do liceu, nos intervalos e também entre copos. Na época jogavamos com palavras,depois transformei-o em versao solitária de imagens e gestos. Nunca mais deixou de me fascinar, porque entendi a sua verdadeira funçao; aprender a escutar o que sinto, sem deixar que o racional e apreendido tomem a dianteira. Ouvir o meu inconsciente, o meu eu mais profundo.

Deixei-me ficar no chao da cozinha(nao, ainda nao há um banco de verdade) a coscuvilhar na ideia.

Porque é que é curta? Porque gostaria de poder voltar a essa cidade, mas ainda nao posso, ou nao quero: visitar livrarias com o meu pai agora que ele tem mais tempo; passear com a minha mae, descalça num parque qualquer de relva verde; ouvir música com o meu irmao; brincar com os meus sobrinhos; tomar café com a Mónica e a Teresa; abrir a minha alma à Ana; ir beber copos com o Morales;jantar com as minhas irmas...

A vida faz-se curta porque precisava de uma outra para viver em Lisboa, com aqueles que amo, que não me esquecem, ainda que eu já nao seja a mesma Rita.

Porque o tempo também passa por ai, não deixa a alma ilesa, transforma a dor, a vontade e a paciência, entre outras coisas.

Obrigada e até já.

A música, é a de sempre, a nossa, a de Lisboa, a da minha vida, cantada pelo Jorge Palma, que não tem a menor ideia que a escreveu para mim.

http://www.youtube.com/watch?v=Tu9HPz__3ys

domingo, 3 de abril de 2011

Déjà vu

Su mirada temblaba entre el asfalto y el pantalón azul del hombre a su lado.Rodeado de turistas y morbo.Su carga suelta durante la huida parecía una instalación de arte.

Gafas de sol de marca pirata se esparcían por el asfalto, delante de coches y conductores que ya habían dejado de esperar que el semáforo se pusiera en verde, de echo ya estaba en verde.

De rodillas en el suelo, las muñecas esposadas detrás de la espalda, como lo sabe cualquier seguidor de pacotilla del “Hill Street Blues”.

No era un criminal, era un negro, sin documentación legal y como tal sin trabajo, que ha escogido, como forma de sobrevivir vender gafas Christian Dior de 4€ a los turistas que creen que también eso es “very tipical”.

En un mundo en que todo es comerciable, este hombre es esposado como un ladrón por intentar vivir sin robar. Mientras tanto, Berlusconi desayunará en el yate de no-se-sabe-que-ladrón rodeado de Rubís, antes de empezar su practica diaria de robar toda una nación...

¿Venga hombre,pero que importa todo esto?Si Italia es otro país y el negro ese ya se las apañará...

Ya... Déjà vu, o sea, algo falla en los cerebros...